Con "100 motius per ser perico" Mariá Viloy nos pasea por la rica historia del Espanyol de Barcelona.
-”A Mariano Veloy le gusta compararse con los delanteros del Espanyol.
Está acostumbrado a batallar en solitario en campo contrario y, aunque no puede presumir de ningún récord, es feliz con media docena de goles por temporada. Son suficientes para garantizar la permanencia.
-”¿Por qué el fútbol es cultura?”
-”¡Ah! ¿Es cultura? Perdón, perdón… No quería hacerle la competencia a Norma Duval”.
-”¿Por qué escribir de fútbol?”
-”Una de mis vocaciones de infancia fue la de periodista deportivo. Me fascinaban esos personajes que -luego me enteraría que acompañados por el whisky y los caliqueños- sabían interpretar un juego que a menudo a mi me parecía incomprensible. No tenía duda de que uno podía ser feliz con aquel oficio. Por desgracia, al hacerme mayor, comprendí que: a) cualquier oficio te puede hacer desgraciado; y b) mi manera visceral de vivir el futbol me impedía convertirme en periodista deportivo. Así es. No puedo dejar de increpar al línier que levanta el banderín a uno de nuestros extremos (aunque el fuera de juego sea palmario), ni de maldecir al entrenador cuando no realiza el cambio que yo veo clarísimo ni de darme cabezazos contra la pared cada vez que perdemos un partido… De modo que este libro me ha ofrecido la oportunidad de ver cumplido un sueño de infancia que ya daba por perdido. Todavía estoy lejos de saber interpretar el futbol como los periodistas deportivos de los ochenta, pero he podido escribir -whisky y caliqueño mediante- como si supiera hacerlo”.
-”Háblenos de “100 motivos para ser perico”.
-”Me gusta que haga esta pregunta… Creo que se puede resumir como el mapa sentimental de un perico. Se habla de leyendas desde Zamora a Tamudo, pasando por N’Kono, Lardín o Solsona, momentos de gloria (las finales de Valencia o Glasgow) y momentos dolorosos (descensos a segunda división o el partido negro de Leverkusen), de pericos ilustres y estadísticas sorprendentes, de anécdotas estrambóticas, de personajes entrañables… En fin, emblemas con los que los pericos nos sentimos identificados. Eso explica que se esté vendiendo razonablemente bien y, según tengo entendido, la editorial se plantee sacar una edición en bolsillo.
-”Podría escoger entre varios. Una pantalla de televisión en blanco y negro con un partido entre Sevilla y Valencia (no sé muy bien por qué), los partidos de fútbol sala que mi padre jugaba los miércoles por la noche o el placer de jugar con el balón en el césped que había en el jardín de la casa que mis avis tenían en Torredembarra… Aunque el recuerdo más vivo es, sin duda, el de acudir al estadio de Sarrià con mi yayo. En un domingo ideal, por la mañana íbamos a un pueblo del Maresme (paseo por la playa y vermut en el paseo marítimo), y por la tarde, después de aparcar el 600 en la Facultad de Química, subíamos al estadio dando un paseo. Nunca me he sentido más orgulloso de alguien. Mi abuelo había sido jugador del Espanyol y, aunque yo no lo había visto en el terreno de juego, no me cabía ninguna duda: fue incluso mejor que John Lauridsen”.
-”Recomiende un libro de fútbol”.
-”Se hace difícil recomendar un solo libro de futbol, así que recomendaré dos sobre el Espanyol. Sóc perico, i què! de Manel Lucas, y Una cuestión de fe de Enric González. Ambos periodistas escriben, con una mezcla de orgullo y resignación, sobre su pasión perica. No recomiendo Cien años de historia del RCD Espanyol de Juan Segura Palomares, porque ha demostrado ser peligrosísimo: todo aquel quien lo lee acaba amando los colores blanco y azul. Y a los pericos no nos conviene una conversión en masa: somos un club selecto…”
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