-”Presentación oficial en FUTBOLCULTURA del señor Tallón, puntero que no se esconde en la banda,nunca.”
-”Me llamó Juan Tallón, más o menos, y no me gusta tomarme en serio. Escribo cosas. Últimamente me he tomado el trabajo de escribir un manual de fútbol. Ni que decir tiene que no sé nada de fútbol. Es curioso, pero me gusta hacer cosas que no sé hacer. Lo cierto es que si sabes hacerlo, para qué vas a hacerlo. Soy del Atlético de Madrid”.
-”¿Por qué el fútbol es cultura?”
-”Esta es una pregunta para Kant. Hablaré con él. En todo caso, si el fútbol es cultura, bien. Y si no es cultura, bien igualmente. Lo importante es que genera cultura a su alrededor. En último caso, recuerdo haber leído que la Unesco recoge más de trescientas acepciones de cultura. Seguro que en una cabe el fútbol. Y en otra el jamón”.
-”Porque la frase vibra. Todo los elementos del fútbol son metafóricos. Incluso el elemento más anodino, como un pase corto, por citar un ejemplo, te permite contar una historia épica. Recuerde la final del Mundial del 70. Minuto 86. Pelé toca el balón hacia la banda derecha. Es un pase corto, casi muerto. Toca sin mirar siquiera si por allí aparecerá Carlos Alberto, que en efecto aparece y chuta eléctricamente a gol. En fin, un pase de nada, y cuarenta y cuatro años después se puede seguir escribiendo de él. Y parecía una tontería. Ja. El fútbol es una herramienta para hablar a veces de cosas que no tienen que ver con el fútbol. Y eso es un poder colosal. Cómo renunciar a escribir de ello. Ni loco. Naturalmente, hay quien no piensa lo mismo. Pero los escritores, en general, han superado el prejuicio y hoy el futbol que se lee vive una época dorada. Pero si los mejores redactores de un periódico están en deportes!!”
-”Hace años leí Caja de herramientas, de Fabio Morábito, que a su vez remite a De parte de las cosas, de Francis Ponge. En ambos obras la palabra poética va en busca de las cosas, los objetos simples (una lija, un martillo, un cigarro, una naranja), hasta hallar dentro su metafísica exacta. Por alguna razón extraña pensé que se podía hacer algo parecido con los elementos simples que, sumados y combinados, forman el fútbol. Eso es mi libro, una metafísica de la portería, el balón, el gol, las porterías, las áreas, el penalti, la vestimenta, el banquillo, en fin, nada que tenga que ver con un manual para jugar al fútbol, y a la vez algo que sea propiamente un manual para “leer” el fútbol. Creo que no me he explicado, y eso me pasa porque todavía no entiendo del todo lo que he hecho al escribir el Manual de fútbol. Pero ha sido hermoso horadar en los elementos del fútbol lentamente, y descubrir lentamente, a medida que perforaba, secretos que nunca antes había imaginado que albergase este deporte, que, ni que decir tiene, no es un simple deporte”.
-”¿Cuál es su primer recuerdo futbolero?”
-”Tal vez una camiseta de Arconada; la barriga que tenían algunos árbitros en segunda regional; las porterías hechas con jerseys, cuando jugabas en la calle; un cromo de Javier Urruticoechea; un viaje en Land Rover, cuando tenía nueve años, a la concentración del Real Madrid en Cabeza de Manzaneda (Ourense), durante el que vomité varias veces, e inconscientemente supe que nunca sería de ese equipo, sino del Atlético”.
-”Recomiende un libro, película o canción futbolera.”
-”Entre los textos recientes, acabo de leer El regate, de Sergio Rodrigues, que habla del fútbol con ese lenguaje que en algún tiempo se hablaba de los astros al verlos a través de un telescopio. Precisamente, Rodrigues cita en su novela un texto clásico, de Mario Filho, El negro en el fútbol brasileño, que no he leído, pero ojalá pueda hacerlo algún día si alguien lo traduce y edita en España. Huelga decir que hay que leer los relatos de Fontanarrosa y de Osvaldo Soriano. Me interesó la perspectiva antropológica de Vicente Verdú en El fútbol: mitos, ritos y símbolos, y la pasión de Nick Hornby en Fiebre en las gradas. Ya paro.
Mis películas de fútbol preferidas son las de boxeo. Ya sé que es raro, incluso ridículo, pero es que a menudo el fútbol no tiene nada que ver con el fútbol.
Una canción, me ocurre como a Borges y Lugones, que tenían tal mal oído par la música, que cada vez que comenzaba una pieza musical se ponían de pie por miedo a que fuese el himno nacional. En todo caso, si tengo que proponer una pieza, propongo La sinfonía fantástica de Berlioz. Su marcha al cadalso me hace pensar en un ataque a la desesperada, cuando tu equipo va perdiendo y necesita un gol agónico para forzar la prórroga. Si le parece que exagero, quite a Berlioz y ponga a Richard Strauss.
-”Gracias por estas letras”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario